domingo, 29 de abril de 2012

De Un Libro y De Como Era Yo Ridículamente Crédula.

Leí El Pincipito por primera vez cuando tenía unos once años. Lo compré en la Feria del Libro. Su compañero de viaje fue Harry Potter y La Cámara de los Secretos y francamente estaba más entusiasmada por éste último. El Principito lo compré por recomendación de mi mamá. Eventualmente, El Principito se consagró como uno de mis libros favoritos, muy por encima del segundo tomo de Harry, pero así es la vida de caprichosa, a veces negra y a veces color rosa.

Volviendo al meollo del asunto: no quiero hablar exactamente de el texto en sí, sino más bien de la edición en particular que tengo. Con más edad se hizo fácil apreciar que era una bastante buena. Incluye todos los dibujos de Saint-Exupéry, acompañando a la versión en Español, seguida de otra versión en su idioma original (Francés), notas explicando ciertos aspectos del texto que tenían relación con la vida del autor y, al principio del libro, la biografía de Saint-Exupéry. Estas dos últimas partes eran las que dieron un toque bastante mágico al libro para mí, extraño como puede sonar.

Resulta que cuando era niña no era muy buena para discernir la realidad de la fantasía (supongo que muchos niños no lo son) en ciertas circunstancias,  y a medida que leía los hechos de la biografía y las notas incluidos se mezclaron y fundieron con las invenciones del cuento en mi imaginación de tal manera que dieron una tangibilidad increíble al texto. En vez de arruinar el encanto como pudo haber pasado, la mezclaque ocurrió dio una vida tal a la historia que estaba perfectamente convencida de que había sucedido en verdad.

Tenía ilusión de ir a África, al desierto, y buscar el paraje en el que había desaparecido el Principito ("...el  más bello y el más triste paisaje del mundo") y que aparecía en dos de los dibujos que acompañaban el cuento. Redibujé una y otra vez la lámina. Quería estar segura de reconocer el lugar y quizá encontraría a un niño rubio y podría escribirle al autor ("...escribidme enseguida que él a vuelto..") y decirle que sí, su amigo estaba de vuelta. Y se pondría feliz. Qué sé yo.






En retrospectiva parece algo ridículo que haya creído tan... naturalmente, es la palabra que lo describe mejor, que la historia era real. Digo naturalmente porque no era una creencia ferviente sino que solo era. Una certeza sencilla y natural, como saber que el sol salía por la mañana. Así. No sé, creo que estaba algo grande para eso y sin embargo...

La niñez es una época tan rara a veces.

Hola, Soy Wendo y A Veces Una Banda Tremendamente Polarizante Me Causa Sentimientos

No sé porqué me habrá dado por escuchar Gaia II completo (mi favorito de los tres Gaias), pero supongo que la alineación de los planetas era la correcta o el balance de mis hormonas el justo (gracias quizá, al Sr. Período), porque se siente como la primera vez que lo escuché, con el mismo entusiasmo y maravilla del descubrimiento y el regocijo, pero con el agreagado de la deliciosa sensación de deja-vú que da el reconocimiento, ese saber cada nota y respiro a fuerza de escuchar un disco hasta el cansancio.

Como agreagado estoy en Aquelarre, sus notas finales tocando mientras escribo esto y es increíble cómo se siente igual que estarlo escuchando hace tres o cuatro años. No es una sensación que durará mucho, creo, pero es disfrutable.

 (Disculpen que me ponga tan jota con esto, mis inexistentes lectores, pero las relaciones y conexiones que hace esta banda [quizá no la mejor o la más original] en mi cerebro son muchas y les da poder la nostalgia. Y míren a uno hablar como viejo cuando sólo tiene 21 años, qué encanto. Culpo al internet.)

domingo, 5 de febrero de 2012

Bueno pero que cosas

Y que estoy aquí aburridona en Reynosa, y que me digo: "Wendo, te acuerdas que tenías un blog que aunque ridículamente quejumbroso era marginalmente menos estúpido que tu Tumblr. Y que escribías en español en vez de indulgir en malinchadas y usar sólo inglés pendejo lleno de memes y supuestamete graciosas faltas de ortografía"

"Te acuerdas, Wendo"

Y sí me acordaba (o al menos me acordé cuando me lo recordé yo sola) y me pasé por aquí y a la chingada, que no he escrito aquí en más de un año.

Así que de nuevo hablé conmigo y dije: "Bueno. Voy a moverle a la chingadera ésta y luego escribo una entrada"

Y eso hice.

Y hela aquí.

Ahí nos vemos en un año.

jueves, 9 de diciembre de 2010

La Llorona

El día de hoy recordé de pronto una noche cuando tenía como unos 8 años. Desperté a mi mamá muy preocupada en medio de la noche:

"Mami... Los niños no pueden escuchar a la Llorona porque son inocentes, ¿verdad que sí?"

"Qué. Mijita duérmete "

"¿Pero verdad que no pueden?"

"... A ver, ¿la escuchaste?"

En este punto, empecé a llorar.

"BAAAAAW NO, PERO NO LA QUIERO ESCUCHAR BAAAAAW!"

"Ya, ya. No, los niños no pueden escuchar a la Llorona, vuelvete a dormir, ándale"

"BAAAAAAW "

Me tomó unas tres horas el volverme a dormirme porque se me metió en la cabeza esa noche que iba a escuchar a la Llorona y me moría de miedo de pensarlo.

Que chingados.

miércoles, 23 de junio de 2010

Capítulo LXI: De La Cruda Realidad, Gente.

... Y honestamente, no soy buena para nada y no creo nunca llegar a serlo. Pero está bien. No todo el mundo puede ser útil. Hace falta la inutilidad para definir la utilidad. Contribuyo al balance del universo. Esta todo a-ok.

viernes, 14 de mayo de 2010

Koka

Mi gata murió el dia 26 de marzo.

Era una gata muy especial, casi persona. Ahora sí que nada más hablar le faltaba.

Le gustaba comer pan y más fácilmente se robaba una galleta que un pedazo de carne. La leche le gustaba sólo después de que había tenido cereal. Se acabó casi una bolsa de colaciones ella sola. Todas las noches terminaba durmiendo conmigo y a veces se acostaba en mi pecho. Usualmente no se levantaba de la cama hasta que yo lo hacía (Si se despertaba antes que yo, simplemente se quedaba acostada conmigo hasta que yo me levantaba) Siempre estaba cerca de mí cuando usaba la computadora, acostándose en mi regazo, en el respaldo de la silla o arriba de mi mano (no me dejaba mover el mouse)

Cuando llegaba de la escuela siempre estaba ahí para recibirme y se paraba en dos patas par hacerlo, aferrándose con las garras a mi pantalón (A veces, también, se colgaba de mis pantalones para que no pudiera irme en primer lugar, por la mañana). Siempre que acababan las vacaciones pasaba una semana o dos antes de que pudiera acostumbrarse a que yo no estaba todo el día, y eran dos semanas en las que se la pasaba reclamándole a mi abuela sobre mi paradero.

Cuando era pequeña, solía ponérmela sobre la cabeza y caminar con ella por la casa. Le costó trabajo acostumbrarse a que ya no podía hacer eso porque creció mucho.

Adoraba jugar con chelines. Tenía radar, los encontraba no importa dónde los pusieras y hasta aprendió a abrir cajones para conseguirlos (También sabía abrir puertas de closet)

Una vez me despertó de un manazo en el pie.

He tenido muchos gatos, pero esta fue la mas querida y la más especial. La extraño mucho.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Tlacuaches

Tuve el sueño mas genial esta mañana.

Yo salía a la puerta de atrás de el patio de mi casa a ver el día. Excepto que no era exactamente el patio de mi casa. Era como el de las casas en Estados Unidos, sin barda y podía ver la casa vecina. Era un día muy bonito, brillante, de otoño porque todos los árboles eran de color amarillo y naranja. Vi pasar un par de urracas y en eso, me fijo en un tlacuachito en un árbol. El tlacuache tiene en las manos algo como una vara, y en los extremos de ésta, unas exrañas figuras. De pronto, las figuras se extienden para revelar alas de papel craft doblado. Y el tlacuache se lanza del árbol y se aleja planeando.

Y luego aparece otro. Y otro. Todos con modelos diferentes de alas de papel doblado.

Fue genial.