No sé porqué me habrá dado por escuchar Gaia II completo (mi favorito de los tres Gaias), pero supongo que la alineación de los planetas era la correcta o el balance de mis hormonas el justo (gracias quizá, al Sr. Período), porque se siente como la primera vez que lo escuché, con el mismo entusiasmo y maravilla del descubrimiento y el regocijo, pero con el agreagado de la deliciosa sensación de deja-vú que da el reconocimiento, ese saber cada nota y respiro a fuerza de escuchar un disco hasta el cansancio.
Como agreagado estoy en Aquelarre, sus notas finales tocando mientras escribo esto y es increíble cómo se siente igual que estarlo escuchando hace tres o cuatro años. No es una sensación que durará mucho, creo, pero es disfrutable.
(Disculpen que me ponga tan jota con esto, mis inexistentes lectores, pero las relaciones y conexiones que hace esta banda [quizá no la mejor o la más original] en mi cerebro son muchas y les da poder la nostalgia. Y míren a uno hablar como viejo cuando sólo tiene 21 años, qué encanto. Culpo al internet.)
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